
En su obra, Carmen Pellizzon explora la complejidad de la experiencia humana, revelando la tensión entre la propia identidad y la expectativa social, con un enfoque en el cuerpo como territorio de intersección entre lo íntimo y lo público.
Su arte evoluciona desde la figuración hacia la abstracción mediante la experimentación continua de nuevas formas de expresión, buscando capturar la esencia fragmentada de las emociones y revelar su profundidad. Cada obra invita e interpela al observador a reflexionar sobre la condición humana ya cuestionar las normas que la definen.